Territorios indígenas protegen más del 58% de las reservas de carbono de la Amazonía

Un nuevo estudio sobre el carbono del bosque amazónico revela que los territorios indígenas y las áreas protegidas superan a otras tierras limitando las emisiones de carbono netas. La evidencia muestra que el crecimiento forestal compensa la degradación recientemente detectada en esas tierras.

Un nuevo estudio que utiliza tecnología innovadora para medir las emisiones de carbono causadas por la degradación y la perturbación de los bosques, en lugar de medir únicamente la deforestación para el cálculo de las emisiones forestales, sugiere que los territorios indígenas (TI) y las áreas naturales protegidas (ANP) en la Amazonía están emitiendo cantidades de carbono anteriormente no detectadas. De todas maneras, sus emisiones netas siguen siendo muy bajas, lo que no ocurre con las tierras bajo otras formas de gestión en la región de nueve naciones.

En un artículo publicado este lunes 27 de enero en la revista científica Proceedings of the National Academy of Science (PNAS), los investigadores analizaron el impacto de la conversión de los bosques, así como su degradación y la perturbación en cuatro categorías de tierras en la Amazonía (TI, ANP, la superposición entre TI y ANP ytierras no protegidas), descubriendo que el crecimiento forestal ayudó a los territorios indígenas a mostrar la menor pérdida neta de carbono, y que el 90 por ciento de las emisiones netas provienen de las tierras no protegidas.

Juntos, los territorios indígenas y las áreas protegidas cubren el 52 por ciento de la Amazonía y almacenan el 58 por ciento del carbono. El nuevo estudio de PNAS sugiere que estas tierras están cada vez más expuestas a actividades ilegales y las crecientes debilidades en el estado de derecho, ponen en peligro su papel en la protección de paisajes vulnerables. Sus hallazgos llevaron a los autores a pedir el fortalecimiento de los derechos de los pueblos indígenas cuyas tierras cubren el 30 por ciento de la Amazonía y poseen el 34 por ciento de su carbono.

“Nuestro trabajo muestra que los bosques bajo la administración de los pueblos indígenas y las comunidades locales continúan teniendo mejores resultados de mitigación de emisiones de carbono que las tierras que carecen de protección, lo que significa que su papel es crítico y debe fortalecerse para que los países de la cuenca amazónica logren mantener este recurso globalmente importante, al mismo tiempo que cumplen sus compromisos bajo el Acuerdo Climático de París “, dijo Wayne Walker, científico del Centro de Investigación Woods Hole (WHRC) en Falmouth, Massachusetts y autor principal del artículo.

En el estudio participaron científicos, expertos en políticas y líderes indígenas reunidos en un consorcio conformado por el Centro de Investigación Woods Hole (WHRC), la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), y el Fondo de Defensa Ambiental (EDF).

Por Venezuela, los datos fueron recabados por la ONG ambientalista Provita, que junto a Wataniba son los representantes del país en RAISG.

Casi el 90 por ciento de los territorios indígenas amazónicos tienen alguna forma de reconocimiento legal, pero los autores del estudio señalan que las concesiones gubernamentales para la extracción de petróleo y minería se superponen a casi una cuarta parte de todas las tierras territoriales reconocidas, lo que aumenta sustancialmente su vulnerabilidad a los impactos adversos.

“Nuestra investigación revela lo que los pueblos indígenas de la Amazonía están informando a sus líderes”, dijo Tuntiak Katan, coautor y vicecoordinador de la COICA. “Los gobiernos están debilitando las protecciones ambientales, violando derechos indígenas existentesy alentando la impunidad de los infractores. La situación está poniendo en riesgo la existencia de nuestros pueblos y nuestros territorios, que contienen los bosques más densos en carbono del mundo”.

Los autores analizaron las pérdidas y ganancias en carbono durante el período 2003-2016, utilizando una actualización de los datos publicados originalmente por Baccini et al. en Science (2017). Además, desglosaron las pérdidas entre aquellas atribuibles a la conversión del bosque (como la deforestación) y las debidas a la degradación antropogénica y la perturbación natural.

El nuevo estudio sugiere que, durante el período 2003–2016, la región amazónica fue una fuente neta de carbono a la atmósfera, liberando alrededor de 1.290 millones de toneladas de carbono (MtC), cuando se consideran tanto las pérdidas como las ganancias. Las trayectorias de pérdida de carbono de 2003 a 2016 muestran aumentos entre 2012 y 2016 para todos los países y categorías de tierras, especialmente fuera de TI y ANP.

De las cuatro categorías de tierras amazónicas, los territorios indígenas (TI) tuvieron la menor pérdida neta de carbono (-0.1%). La pérdida neta fue de -0.6% en ANP y -3.6% en las otras tierras. Los autores sugieren que el crecimiento continuo de los bosques en los territorios indígenas ha permitido que estas tierras compensen las emisiones de la degradación y la perturbación. Aun así, el 47% de la pérdida total de carbono para la región en su conjunto se atribuyó a la degradación y la perturbación, “un hallazgo preocupante – dijo Carmen Josse, coautora del estudio y directora científica de la Fundación EcoCiencia, en Ecuador – dada la importancia que los bosques tropicales tienen para proporcionar servicios ecosistémicos de importancia mundial, más allá de su función de capturar y almacenar carbono “.

 “Nuestro estudio muestra que los territorios indígenas protegidos han reducido la deforestación y la degradación de los bosques en la selva amazónica en las últimas dos décadas, y continúan siendo un amortiguador efectivo contra el reciente aumento de la deforestación”, dijo Steve Schwartzman, Director Senior de Política Forestal Tropical en el Fondo de Defensa Ambiental, y uno de los autores del estudio. “Para salvar la Amazonía, los territorios indígenas deben permanecer protegidos”.

Las tierras fuera de TI y ANP (es decir, “Otras tierras”) representaron aproximadamente el 70 por ciento de las pérdidas totales de carbono y casi el 90 por ciento del cambio neto, en menos de la mitad dela superficie del área total. En contraste, los TI y las ANP, en más de la mitad del área de tierra, representaron solo el 10 por ciento del cambio neto, con el 86 por ciento de las pérdidas de carbono en esas tierras compensadas por las ganancias a través del crecimiento forestal. Por lo tanto, hubo una diferencia de nueve veces en la pérdida neta de carbono fuera de TI y ANP (1.160 MtC) en comparación con el interior (130 MtC).

Los resultados de este estudio agregan peso a investigaciones previas, incluidas las conclusiones de un informe de alto perfil sobre la tierra y el cambio climático, publicado en agosto pasado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), que citó hallazgos que muestran que derechos territoriales bien establecidos juegan un rol importante en la explicación de las tasas más bajas de deforestación y degradación forestal que se reportan en los territorios indígenas, mientras que la Plataforma Intergubernamental de Ciencia-Política sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas (IPBES) propuso fortalecer los derechos a la tierra para las comunidades indígenas y otras comunidades locales como parte de un enfoque efectivo para abordar la pérdida de la biodiversidad.

“Nuestros hallazgos sugieren que los TI y las ANP fueron (de forma independiente y colectiva) más efectivos que otras tierras para mantener intacto su stock general de carbono”, dijo Josse. “En la mayoría de los países, los TI y las ANP mostraron emisiones netas de cero o muy cercanas a cero, desde una fuente neta pequeña en Brasil hasta un sumidero neto en Perú. Pero con la deforestación creciendo rápidamente fuera de los TI y las ANP, nuestros hallazgos sobre el impacto de la degradación y las perturbaciones sugieren que el apoyo significativo y sostenido para los pueblos indígenas es ahora una prioridad urgente “.

El estudio publicado informa que los TI y las ANP continúan resistiendo la expansión de la deforestación que tiene lugar más allá de sus fronteras. Pero al evaluar el impacto de la degradación y las perturbaciones en los territorios indígenas y las áreas protegidas, los autores llaman la atención sobre la difícil situación de los pueblos indígenas, cuyos líderes informan de una creciente impunidad por parte de los mineros, ganaderos y madereros ilegales, aparentemente alentados por las declaraciones de líderes políticos y esfuerzos legislativos para abrir tierras territoriales a nuevas concesiones mineras.

Paulo Moutinho, coautor e investigador principal del IPAM, dijo que los hallazgos sugieren una amenaza potencial para la salud económica de la región: “Es fundamental que los gobiernos de los países amazónicos presten atención al riesgo potencial para sus economías al no proteger sus áreas protegidas de la deforestación ilegal “.

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